Cada persona es un mundo, esto es un cliché, pero refleja la complejidad que supone entender e intervenir sobre las dificultades y particularidades de una persona que acude a terapia psicológica. Si la vemos como esta metáfora, como un mundo, podemos sugerir que pretender una total comprensión pasa por dominar conocimientos orográficos, de la superficie, las conductas que muestra esa persona en su día a día. También consideraríamos la Climatología, los fenómenos que han conformado esa orografía y los recursos que en ella se han desarrollado, en los cuales incluiríamos las variables de personalidad. Incluso la Física, por la cantidad de fuerzas invisibles que actúan sobre ella, como las tendencias actitudinales y motivacionales. Y la Química, que, ahora sin analogías, modula el funcionamiento cerebral en función de la configuración que traemos de fábrica y que se modifica debido a nuestras vivencias y etapas de desarrollo.
Es momento de dar un salto hacia unas disciplinas más sociales, como la Economía, ciencia de las transacciones y beneficios, traducidas en los mecanismos funcionales que han mantenido esas conductas, los sistemas de recompensas que han guiado su vida y las estrategias de tomas de decisiones que se han entrenado. En el fondo, al igual que influían las fuerzas invisibles de la Física, encontraríamos al Derecho, las normas y exigencias que han condicionado a la persona por parte de su cultura, contexto, educación y familia. Y por supuesto, la Filología y la Literatura, que han traducido todos esos campos a un lenguaje interno propio, mediante el cual no solo comprendemos el mundo, sino que condicionamos su visión y la ajustamos a nuestros parámetros personales, y es que entendemos la realidad como nos hablamos a nosotros mismos.
Seguro que mientras has leído estas líneas, se te han ocurrido otras analogías ingeniosas y reveladoras. Y si eres profesional de la Psicología y la Psicoterapia, pongo la mano en el fuego a que has tenido que utilizar alguna de ellas en consulta en algún momento. Podríamos alargar esta lista y contar con más y más disciplinas. Pero ahora, dejemos de imaginar, cuenta el número de elementos de esa lista. ¿Podemos entender ahora la complejidad que supone el trabajo a nivel psicológico? ¿La cantidad de prismas y variables que un profesional de la Psicología debe tener en cuenta delante de una persona que le pide ayuda? Por supuesto, contamos con el respaldo de una gran formación, nuestro Grado (o Licenciatura), nuestros Posgrados (Máster o Expertos), cursos de especialización, prácticas y, seguro, lecturas y lecturas para contar con más ideas y herramientas. Y con nuestra experiencia, en la que no solo hemos podido aplicar esos conocimientos, sino darles forma, acotarlos y transformarlos, hasta conseguir cambios reales y mejoras en la salud mental de nuestros pacientes.
Pero hay un campo que aún no hemos mencionado, y es la Estadística, que nos dice, a grosso modo, que para todo hay excepciones y que siempre hay algo que se sale de la norma, de nuestra norma en este caso. Y ya no hablamos solo de lo que no sabemos por nuestra formación y experiencia, sino por lo que no vemos ni comprendemos. Porque tenemos limitaciones, todas esas disciplinas que antes mencionábamos también nos afectan, porque somos personas aunque tengamos un rol de psicoterapeuta. Además, el vínculo que creamos con el paciente puede hacer que otras variables, las emocionales, también influyan en nuestra práctica. Para situaciones como estas, contamos con una herramienta muy valiosa: la supervisión de casos.
Los grupos de supervisión de casos son una herramienta de trabajo fundamental para el profesional de la Psicología, la Psicoterapia y la Salud Mental. En estos grupos, uno o más profesionales se reúnen para compartir sus experiencias y dudas en sus procesos de relación paciente-terapeuta. Resultan especialmente interesantes para:
- Aumentar nuestros conocimientos sobre algunas realidades.
- Aprender nuevas herramientas y adaptar las mismas a la propia práctica terapéutica.
- Resolver dudas sobre casos particulares.
- Gestión de la contratrasferencia, es decir, las reacciones inconscientes que el terapeuta pone en marcha ante sus pacientes.
- Desarrollar nuestra capacidad de observación, comprensión y aplicación de herramientas.
- Mejorar nuestra eficacia en terapia.
- Gestión de nuestras emociones en terapia.
- Sentir apoyo y pertenencia con otros profesionales que han afrontado situaciones similares a las nuestras.
- Conseguir seguridad antes de enfrentarnos a casos por primera vez.
- Incorporar una nueva dinámica a nuestra práctica terapéutica y adquirir un compromiso de formación continuo.
Normalmente, estos grupos cuentan con una figura mediadora o especialista que dirige y regula las intervenciones, aunque en otros casos, las relaciones son simétricas y la responsabilidad se comparte. Hay grupos que abordan la supervisión de casos con una perspectiva amplia, dando cabida a cualquier tipo de caso, mientras que en otros se centran en características o patologías concretas. Algunos funcionan online y otros de forma presencial, unos de forma periódica y otros puntualmente, para demandas concretas. Por tanto, es una herramienta muy flexible y con muchas posibilidades. Entonces, ¿por qué titular a este post como «supervisión de casos: Altas Capacidades Intelectuales»?
Es posible que hayáis leído esta asociación muy pocas veces. Muy poquitas. Entendemos que hay dos causas principales para la escasa frecuencia de esta asociación, al menos, desde nuestro punto de vista. La primera es la falta de formación entre profesionales de la salud sobre las Altas Capacidades Intelectuales. Las formaciones regladas especializadas son escasas, la mayor parte suelen centrarse en el ámbito educativo y tienen a presentar pocos contenidos prácticos, salvo contadas excepciones. Y la segunda, es que las Altas Capacidades Intelectuales no son una patología ni implican necesariamente el desarrollo de una psicopatología. ¿Tiene sentido entonces la supervisión de casos de personas con Altas Capacidades Intelectuales? ¿Existe alguno en marcha? Nuestra respuesta a ambas preguntas es: sí.
Sí que tiene sentido. Precisamente por esa falta de formación, y la gran cantidad de mitos existentes, nos podemos encontrar con muchas limitaciones e incluso negligencias si no conocemos la realidad de las personas con Altas Capacidades Intelectuales. De hecho, tal es el desconocimiento que, en la mayor parte de los casos que comentamos con colegas de profesión, solo son capaces de detectar «esa inteligencia» por algunos «razonamientos profundos» o talentos destacados en el paciente. Las Altas Capacidades Intelectuales, repetimos, no son una patología, pero eso no quita que las personas que las presentan necesiten a veces la ayuda de profesionales de la Psicología. La supervisión de casos puede ayudar a:
- Cambiar los mitos por información fiable, amparada en la investigación y la experiencia de profesionales.
- Conseguir una concepción de la inteligencia más cercana a la realidad y menos idealizada.
- Conocer pautas de funcionamiento familiar, escolar y laboral que suelen presentar y en las que podemos echar una mano.
- Distinguir las Altas Capacidades Intelectuales de algunas patologías y diagnósticos, por presentar conductas similares pero orígenes distintos.
- Comprensión y acercamiento a la realidad cognitiva y emocional de las personas con Altas Capacidades Intelectuales.
- Conocer las dificultades más habituales entre las Altas Capacidades Intelectuales, como baja tolerancia a la frustración, elevada exigencia y perfeccionismo, pensamiento arborescente…
- Herramientas específicas para abordar conflictividades concretas, ya sean emocionales, cognitivas, motivacionales…
- Entender, aceptar y disfrutar de la forma tan rica con la que estas personas ven y experimentan el mundo.
Y para eso estamos aquí. Desde hace más de diez años intervenimos sobre Altas Capacidades Intelectuales tanto en el ámbito psicológico como en el educativo, desde la etapa infantil hasta la adulta, individualmente y en grupo, en contextos educativos, familiares y académicos. Son cientos los casos que hemos tratado (desde una simple orientación a seguimientos familiares y personales que duran ya años), y es esta experiencia y nuestra formación las que nos avalan para nuestros servicios de supervisión de casos con Altas Capacidades Intelectuales. Ofrecemos:
- Asesoramiento individualizado: Dispondrás de una hora aproximadamente en la que podrás plantearnos tus necesidades y dudas sobre algunos de tus casos o inquietudes sobre el colectivo de las Altas Capacidades Intelectuales. Tráete una buena libreta, prepara tus preguntas y te dedicaremos toda nuestra atención. Si cuando terminemos nuestro tiempo necesitas otro encuentro, estaremos encantados de acompañarte en este proceso de aprendizaje.
- Grupos de supervisión de casos: Reuniones mensuales de dos horas de duración en las que actuaremos como guías para resolver vuestras dudas, encauzar vuestras inquietudes, compartir experiencias y aprender en grupo. Os proporcionamos la formación que podéis precisar y favorecemos la colaboración profesional para conseguir ese aprendizaje colectivo y esa amplitud de miras, las cuales os ayudarán a superar las dificultades que podáis encontrar en el camino.
Cada persona es un mundo, y nos gustaría conocer los vuestros y los de vuestros pacientes con Altas Capacidades Intelectuales. Si queréis saber más, contactad con nosotros y comenzaremos a dar pasos juntos.